Soy una Especie en Peligro

By Jaxx

Me considero un fanático de la música. De niño y adolescente solía gastarme todo mi domingo en Music & More y Saharis. En secundaria cada mes grababa un nuevo Mix Tape con canciones de mis CDs y de mis amigos. La primera vez que visité una Virgin Store casi tuve un orgasmo. Me gusta tanto la música que compré una Mac nueva sólo para poder usar mi primer iPod (la primera generación del iPod sólo era compatible con Mac y de reciente modelo). Me jacto de tener una  librería en iTunes súper organizada (nombre del track, artista, álbum, portada, género y hasta calificación). He invertido miles  de pesos y cientos de horas para lograrlo.

Pero también me considero una especie en peligro de extinción. El iPod y el Internet vinieron a cambiar las reglas del sistema musical. Yo provengo de la generación de los álbums (tengo 29 años), las nuevas generaciones viven de los singles.

Comprar un CD era toda una experiencia, quizá muchos no se acuerden pero los discos importados venían envueltos en una caja de cartón también con la ilustración de la portada(en lugar del marco de plástico que se usa actualmente para que no te los robes). El booklet (librito) era parte del ritual: las letras, las fotos, los agradecimientos…hasta el aroma a nuevo. En los 90s hasta las cajitas de los CDs se convirtieron en un arte: se me viene a la mente “Vitalogy” de Pearl Jam, “Re” de Café Tacuba, “Bajo el Azul de tu Misterio” de Jaguares, “Artillería Pesada” de Control Machete y “3” de Benny (sí, Ibarra…antes era alternativo).

 No me malinterpreten, no quiero sonar nostálgico y decir que antes todo era mejor, de hecho yo no quiero a mi iPod, lo adoro. Simplemente las reglas del juego han cambiado. En la era digital de los mp3s tener 5,000 canciones en iTunes (y haberlas conseguido gratis) es cosa de todos los días. Pero la experiencia de “explorar” todos los tracks de un álbum (no siempre los hits son las mejores) y de valorar (lo que te cuesta lo cuidas) tu librería musical es algo que difícilmente se volverá a vivir.