lunes, 14 de julio de 2008

iPhone: Day 1


By Lucy Liu

Les cuento que hace un mes lavé mi Motorola Krzr, no me pregunten porqué, el caso es que lo saqué después de un buen rato en agua tibia con cloro. Por supuesto que murió, de buena suerte mi chip siguió funcionando, claro que en un Nokia muuuy viejo que de pura suerte tenía empolvado en un cajón. No es bonito, ni ligero, ni chiquito, pero cumple perfecto con su función (llamar y recibir llamadas), claro que ni la hora de una llamada perdida me podía dar. Mi consuelo era que el contrato de mi plan con Telcel estaba por vencerse y comoquiera ya lo iba a cambiar. Pues bien, todos los días recibiendo llamadas de personal de Telcel, ofreciendo minutos dobles y equipos gratis. Todos los días la misma canción y yo respondía lo mismo…“gracias, pero quiero el iPhone.”


Al fin mi espera terminó: Julio 11 de 2008, Monterrey, Nuevo León, México, 6:00 a.m., lanzamiento mundial de iPhone 3G. La gente comenzó a llegar a los  centros Telcel para ser de los primeros en poseer este súper smartphone. Eran las 10:09 cuando llegué al de Plaza Cumbres, la fila para las personas interesadas en el iPhone era de 19, había otra fila de clientes que buscaban solucionar otros asuntos (muy mal día para ir a Telcel). Ocho eran los “asesores Telcel” atendiendo sólo para clientes iPhones, todos nerviosos, algunos batallando hasta para conectarles el cable USB, pidiendo ayuda al de a un lado. A los pobres les dieron un mini curso una noche anterior (en horas extras, me imagino que de esas que no te pagan).

Cuando llegué, las personas delante y atrás de mi, calculábamos 2 horas para salir de ahí, pero el tiempo pasaba y ¡nadie salía! Seguían los mismos en los escritorios y seguíamos los mismos en la fila. Eran las 11:50 cuando salió el primer iPhone, sí, desactivado, pero ya era avance. Otras personas que llevaban pocos meses con su actual plan de Telcel, salían desanimados con una cotización de mas de 8 mil para cambiarse a un plan con iPhone. Lo más chistosos del asunto, era ver a los Gerentes “echándonos porras” a los que hacíamos fila, repitiendo “ustedes son afortunados, les estamos dando los precios de introducción más bajos, mañana cambian los precios y aparte va a haber lista de espera.” Hasta me quería reír, pero me contuve (lo de la lista sí lo creí muy factible).

Pasaban las horas y yo sólo pensaba que ya había hecho mucha fila, ahora que valiera la pena la espera. A la 1:25 p.m. por fin tocó mi turno, después de firmar muchos papeles y tarjetear, salí victoriosa con mi iPhone (desactivado). Pero hoy, al conectarlo a mi computadora, en menos de un minuto tomó vida mi súper smartphone de Apple. Dejen que lo disfrute unos días y luego les cuento mi experiencia con el iPhone (¡mi iPhone!).

1 comentario:

Anónimo dijo...

oiste compadrito, es de la comadre no tuyo...así que deja de mandar fotos presumiendo que es tuyo, guaca guaca guaca....merri