(La primera vez que leí esta nota en Elnorte.com se me nubló la vista y no pude evitar un par de lágrimas).
Francisco Manuel López, de 23 años, soldador (muy tímido según sus familiares) estaba trabajando en un taller en Hermosillo, Sonora cuando sonó su celular. Era su papá. “Frank, parece que se está quemando la guardería de a lado, tráete el carro porque a lo mejor tienes que tumbar unas bardas”. En un par de minutos ya había llegado a la Guardería ABC que se estaba incendiando con más de 100 bebés adentro.
La “guardería” en realidad era un bodegón sin salidas de emergencia. Los cuerpos de rescate y los civiles ya estaban en el lugar, and I quote “tratando de abrir boquetes en la pared con picos y palos”. Frank, sin dudarlo ni pensarlo logró meterse entre la gente y con su Cheyenne blanca ’97 metió reversa y madres, estrelló la troca contra la pared. Le tomó 8 choques derribar la primera pared. A final de cuentas se impactó a toda velocidad 21 veces y abrió 3 boquetes por los que salió el humo y se logró el rescate de más de 70 bebitos.
La valentía desinteresada de Frank ya rindió frutos: 5 días después de la tragedia nació su primer hijo a quien llamarán ‘Angel’ en honor a todos los “angelitos” que se fueron al cielo en el incendio. Hace unos días también recibió de parte de un Senador de Sonora una camioneta Cheyenne 2009 a su nombre. Si bien ésta ha sido una de las peores tragedias infantiles (más de 40 perdieron la vida y decenas sufrieron quemaduras muy graves) en la historia de México, es en momentos como éste cuando surgen los verdaderos héroes.
Frank, Dios te bendiga, cabrón. Sería un honor estrechar tu mano.
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